La relación existente entre la arquitectura y la red de carreteras que componen las ciudades surgió sobre todo a partir de la segunda década del siglo 20, cuando el automóvil comenzó a redefinir la manera de vivir. La introducción del automóvil en la vida cotidiana de las personas, obligó a las ciudades a adaptarse a esta situación.
Uno de los principales factores que influyen en la fluidez de circulación de automóviles es el estacionamiento. El aparcamiento es un generador natural de la actividad peatonal - pero sólo si está plenamente integrado, en vez de ser escondido dentro de un bloque o un edificio.
Fort Shelby garage en Detroit, Michigan. (Albert Kahn, 1922) |
La vinculación de estacionamiento y de tránsito provoca un beneficio evidente. Aunque no basta con añadir plazas de aparcamiento, para integrar sensiblemente el estacionamiento como un tipo de construcción de la ciudadanía.
En la actualidad, entre los Nuevos Urbanistas y otros, se está produciendo la reactivación de algunas de las características del urbanismo tradicional; en particular, proporcionar a las personas múltiples opciones de cómo y dónde vivir.
El desarrollo de las ciudades actualmente está orientado al tránsito peatonal, el cual, tiene el potencial de reducir la dependencia de los automóviles y aumentar la disponibilidad de viviendas.
El estacionamiento de los coches en un emplazamiento integrado en las infraestructuras de la ciudad logra que tránsito automovilístico no interfiera en la fluidez de la circulación peatonal.
Un ejemplo de esto es el proyecto de un aparcamiento en la zona más antigua de Ámsterdam, Parkhouse/Carstadt del la asociación NL Arquitects, ya explicado en la entrada anterior.
La idea fue la de repensar la estructura de estacionamiento independiente. Es una propuesta de uso mixto en la cual se han integrado al por menor, oficinas, viviendas, restaurantes y aparcamiento dentro de una estructura urbana única.
No hay comentarios:
Publicar un comentario